¡Buenas!
Hoy os vengo a hablar del Efecto Galatea, el cual, de alguna forma, tiene
relación con mi anterior entrada: Efecto Pigmalión: profecía autocumplida.
Mientras
que el Efecto Pigmalión se centraba en las expectativas de los demás, el Efecto
Galatea lo hace en las expectativas que tiene la propia persona de sí misma. Davidson y Eden (2000) definieron el Efecto Galatea como el efecto que tiene sobre un sujeto la autoformación de expectativas. De
esta forma que las creencias en las propias posibilidades o la falta de estas tendrán una gran
influencia a la hora de conseguir o no el éxito en nuestros objetivos.
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Fuente: Google imágenes |
Por
ejemplo, una atleta si confía en sus capacidades de ganar una carrera, pues
sabe que ha trabajado duro para ello, tendrá más posibilidades de conseguirlo.
En cambio, si empieza pensando que no hará un buen tiempo o se caerá, tendrá
más posibilidades de que esto suceda.
Sin
embargo, el Efecto Galatea no solo nos afecta a nosotros mismos, sino que
también repercute en las relaciones que tenemos con los demás. La autoconfianza que tengamos en
nosotros mismos será proyectada al exterior, y, por tanto, las demás personas
basarán su imagen de nosotros en esa proyección de la confianza que tenemos en
nosotros mismos.
Por
todo ello, es fundamental trabajar la autoconfianza, pues es determinante a la
hora de conseguir o no nuestros objetivos y mantener buenas relaciones con los
demás.
Referencias bibliográficas:
Castro, S.(2020) Efecto Pigmalión, el enorme poder de las expectativas. Instituto Europeo de Psicología Positiva https://www.iepp.es/efecto-pigmalion/
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